Un triunfo agónico que reaviva las ilusiones blanquiazules

El Deportivo La Coruña protagonizó una de las grandes sorpresas de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey al eliminar al Mallorca con un gol de Mario Soriano al minuto 85. Este triunfo cobra especial relevancia al tratarse de un enfrentamiento entre un equipo de Segunda División y uno de la máxima categoría del fútbol español.

La importancia del resultado para el Dépor

El conjunto gallego llegaba al compromiso con excelentes credenciales, ubicado en el 4º lugar de la Segunda División con una forma reciente excelente. El club mantiene una racha de cuatro victorias consecutivas en su estadio, lo que convirtió a Riazor en una verdadera fortaleza ante un rival de superior categoría.

Durante 85 minutos, el partido parecía destinado a la prórroga. El primer tiempo tuvo a la visita mucho más insistente, con Takuma Asano como el jugador más activo, pero la defensa blanquiazul resistió con solidez. Cuando todo parecía perdido, Nsongo se elevó para un cabezazo que pegó en el poste, y Mario Soriano aprovechó el rebote para desatar la euforia en el ABANCA-Riazor.

Un club con historia que busca recuperar protagonismo

En la temporada 2025-26, el Deportivo milita en la Segunda División, con el objetivo de regresar a la élite del fútbol español. La victoria ante el Mallorca no solo clasifica al equipo a los octavos de final de la Copa del Rey, sino que también representa un impulso anímico fundamental para un club histórico que atravesó años difíciles.

Para la afición deportivista, este triunfo significa mucho más que avanzar una ronda. Es una señal de que el proyecto deportivo va por buen camino y que el equipo puede competir contra rivales de Primera División. El ambiente en Riazor, con casi 20.000 deportivistas acompañando al equipo, fue clave para lograr este resultado histórico que mantiene vivo el sueño copero de los blanquiazules.