Costa de Marfil impulsa su economía con ambiciosa estrategia de desarrollo para 2025
Una economía africana en constante crecimiento
Costa de Marfil se ha consolidado como una de las economías más dinámicas de África Occidental. Desde 2022, el país ha encadenado años con un crecimiento que sobrepasa el 6% anual, posicionándose como un referente regional en desarrollo económico. Con un crecimiento real del producto interno bruto (PIB) proyectado en 6,3% para 2025, la nación marfileña demuestra una resiliencia económica notable en un contexto global desafiante.
Este crecimiento sostenido cobra especial relevancia para América Latina y Argentina, ya que representa oportunidades de cooperación Sur-Sur y aprendizajes sobre modelos de desarrollo basados en la transformación de materias primas. Costa de Marfil es el mayor exportador mundial de cacao, un producto que representa el 30,7% de sus exportaciones, lo que la convierte en un actor clave en los mercados internacionales de commodities agrícolas.
Nueva estrategia minera impulsa el desarrollo industrial
En una decisión estratégica que marca el futuro del país, el gobierno de Costa de Marfil ha adoptado una estrategia para el desarrollo de la industria minera durante 15 años, con un costo total de implementación de aproximadamente 67.700 millones de dólares. Esta ambiciosa iniciativa busca diversificar la economía más allá del sector agrícola tradicional.
Se espera que el crecimiento económico resultante del proyecto permita a Costa de Marfil convertirse para 2030 en un país de ingreso medio-alto. La estrategia minera representa un giro significativo en la política económica nacional, aprovechando los recursos naturales del subsuelo para generar valor agregado y empleo de calidad.
Desafíos y oportunidades de una economía en transformación
El African Economic Outlook de 2024 señala la inversión -pública y privada- y el consumo interno como los motores que explican este crecimiento. Sin embargo, el país enfrenta desafíos importantes. La economía enfrenta desafíos significativos, como la dependencia de las materias primas y la desigualdad en la distribución de la riqueza, con un 37,5% de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza.
Para Argentina y otros países latinoamericanos con economías similares basadas en la exportación de materias primas, la experiencia de Costa de Marfil ofrece lecciones valiosas sobre los riesgos y oportunidades de este modelo de desarrollo.
Conclusión: Un modelo africano con proyección global
Costa de Marfil se posiciona como un caso de estudio relevante para las economías emergentes. Su estrategia de desarrollo minero, combinada con el fortalecimiento del sector agrícola y la mejora de infraestructuras, representa un esfuerzo integral por alcanzar un desarrollo sostenible. El Producto Interno Bruto (PIB) de Costa de Marfil fue de 86.54 mil millones de dólares estadounidenses en 2024, cifra que refleja el impacto positivo de las políticas implementadas.
Para los lectores argentinos, el desarrollo de Costa de Marfil ilustra cómo una nación puede transformar sus recursos naturales en una plataforma para el crecimiento inclusivo, aunque también advierte sobre la necesidad de abordar la desigualdad social que acompaña estos procesos de expansión económica acelerada.
