Panorama Económico Mundial 2025: Entre la Resiliencia y la Incertidumbre

Perspectiva Global y Proyecciones de Crecimiento
El panorama económico mundial de 2025 muestra su ritmo más lento desde 2008 fuera de las recesiones globales, según el último informe de Perspectivas Económicas Mundiales del Banco Mundial. Esta desaceleración ha resultado en revisiones a la baja de las proyecciones de crecimiento en casi el 70% de todas las economías, afectando a todas las regiones y grupos de ingresos.
Aunque se proyecta una desaceleración del crecimiento global al 2,3% en 2025 y no se espera una recesión mundial, si las previsiones para los próximos años se materializan, el crecimiento global promedio en los primeros siete años de la década de 2020 será el más lento de cualquier década desde los años 1960.
Inflación y Política Monetaria
La inflación global se mantiene como una preocupación importante, con un promedio proyectado de 2,9% en 2025, manteniéndose por encima de los niveles prepandémicos. Esta desaceleración del crecimiento obstaculizará los esfuerzos de las economías en desarrollo para impulsar la creación de empleo, reducir la pobreza extrema y cerrar las brechas de ingresos per cápita con las economías avanzadas. El crecimiento del ingreso per cápita en las economías en desarrollo se proyecta en 2,9% en 2025, 1,1 puntos porcentuales por debajo del promedio entre 2000 y 2019.
Perspectivas Regionales
Las proyecciones regionales para 2025 muestran variaciones significativas:
– Asia Oriental y el Pacífico: crecimiento del 4,5%
– Europa y Asia Central: desaceleración al 2,4%
– América Latina y el Caribe: crecimiento estable del 2,3%
– Oriente Medio y Norte de África: aumento al 2,7%
– Asia del Sur: moderación al 5,8%
– África Subsahariana: incremento al 3,7%
Riesgos y Desafíos
Después de enfrentar una serie prolongada e sin precedentes de choques, la economía global parecía haberse estabilizado con tasas de crecimiento constantes aunque poco impresionantes. Sin embargo, el panorama ha cambiado mientras los gobiernos reordenan las prioridades políticas y las incertidumbres han alcanzado nuevos máximos.
Los principales riesgos incluyen las tensiones comerciales escalantes y la elevada incertidumbre política que pueden obstaculizar aún más el crecimiento. Los cambios en las políticas podrían llevar a un endurecimiento abrupto de las condiciones financieras globales y salidas de capital, afectando particularmente a los mercados emergentes. Los cambios demográficos amenazan la sostenibilidad fiscal, mientras que la reciente crisis del costo de vida podría reavivar el malestar social. Además, una asistencia internacional para el desarrollo más limitada podría empujar a los países de bajos ingresos más profundamente en la deuda, poniendo en peligro los niveles de vida.